LOS NIÑOS VERDADERAS VÍCTIMAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO
El cambio del clima trae consigo, sobre todo, en África subsahariana, Asía y Oceanía la subida de la temperatura con la sequía, lluvias torrenciales y pérdida de las cosechas. Con ellas vienen la malaria, la diarrea, el dengue y otras lacras.
El cambio del clima trae consigo, sobre todo, en África subsahariana, Asía y Oceanía la subida de la temperatura con la sequía, lluvias torrenciales y pérdida de las cosechas. Con ellas vienen la malaria, la diarrea, el dengue y otras lacras.
El cambio climático ya no es un escenario distante y futurista de ecologistas compasivos pero un poco pirados, sino una amenaza inmediata avalada por datos científicos, aunque no suficientemente publicados. Hay enormes intereses industriales, bancarios, de gobiernos, de grandes multinacionales, que polucionan la atmósfera casi impunemente, de petroleras, mineras, químicas… Para todos ellos, ”aquí no pasa nada. Esa mentira la inventan y remueven las organizaciones de la izquierda…”.
Aunque los efectos del cambio se constatan de manera diferente alrededor del mundo, se ha comprobado su impacto negativo en la salud y el bienestar de las personas. Es difícil precisar con certeza cuantos niños y niñas están directamente afectados hoy por el cambio climático y cuantos más lo estarán en el futuro. Pero un informe reciente del Foro Humanitario Global estima que en la actualidad, 325 millones de personas están seriamente afectadas por el cambio climático y 500 millones estarán en serio riesgo en poco tiempo.
Cada año, casi 9 millones de niños y niñas mueren antes de cumplir los cinco años por culpa de diversas causas y enfermedades puntuales que incluyen la malnutrición, la neumonía, el sarampión, la diarrea, el dengue, la malaria, el VIH/SIDA y ciertas condiciones neonatales.
El 98%, a de estas muertes, se producen en países de ingresos bajos o muy bajos y los niños y niñas de las comunidades más pobres y marginadas están perdiendo la vida de manera desproporcionada, como consecuencia de los elevados niveles de pobreza, la exposición a enfermedades sin atención médica y la dependencia de los recursos naturales.
Más de la mitad de estas muertes, 4, 7 millones, se producen en el África Subsahariana, y el 3, 8 tienen lugar en Asia, y otros tantos en el océano Pacífico. Justamente en las regiones más vulnerables por las variaciones del cambio de clima a corto y a largo plazo.
Un informe de la UNICEF de Gran Bretaña, puso el dedo en la llaga; se titula “Nuestro clima, nuestros niños, nuestra responsabilidad“.Las consecuencias del cambio climático para la infancia del mundo”. Llama la atención sobre el hecho de que el cambio climático está afectando más seriamente de lo que muchos piensan en países industrializados. Y está golpeando a los niños más vulnerables, ignorando sus derechos que nadie defiende.
Al mismo tiempo Unicef hace un llamamiento inmediato para que los niños sean una prioridad en la agenda sobre el tema y pide al mundo (está redactado en Gran Bretaña), al Reino Unido y a las empresas que reduzcan sustancialmente las emisiones de gases de invernadero y contribuyan a los costos de defensa y adaptación al calentamiento global.
Este estudio fue elaborado por Emma Volver, experta en política planetaria de salud conjuntamente con Catherine Cameron, una de las autoras del famoso Informe Stern sobre el cambio climático. Pone de manifiesto que los niños, especialmente en África, Asia y Oceanía, se enfrentan a un futuro en el que los desastres naturales, la violencia, los conflictos armados en una crisis que estaba llegando, eran el pan de cada día. Y se preveía que las enfermedades en esta década serían más frecuentes e intensas; el agua potable y los suministros de alimentos escasearían, y los ingresos y la productividad bajarían sensiblemente. Fue un vaticino tristemente acertado.
El documento hace hincapié en que el cambio climático ya está teniendo, y seguirá teniendo, un impacto negativo sobre la vida de los niños, así como en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) relacionados con ellos, que incluyen la salud, la supervivencia, la educación, la igualdad de género y el fin de todo tipo de desigualdad.
“Los que menos han contribuido al cambio climático -los más pobres del mundo y los niños- son la mas los que están sufriendo“.
Fue David Bull, director Ejecutivo de UNICEF en el Reino Unido, el que acuñó esta frase tan cierta.
Los científicos coinciden en señalar que, tendencias específicas tales como el incremento de las temperaturas, la subida del nivel de los mares, la muerte de los glaciares y el aumento e irregularidad de los desastres naturales afectan profundamente las vidas de los niños, al igual que los “desastres de avance lento”, que incluyen la gradual degradación medioambiental y el deterioro de ecosistemas vitales asociados con el cambio climático. La reducción e irregularidad de las precipitaciones y las temperaturas en aumento darán lugar a un medio ambiente hostil para el cultivo de alimentos básicos.
Se prevé que la producción de cultivos que se nutren del agua de lluvia disminuirá en un 50% por ciento para 2020 en algunas zonas de África. En Asia se espera un descenso de hasta el 20% en algunas zonas, lo que reducirá el acceso de los niños y niñas a los alimentos y un incremento de precios, además de reducir la calidad nutritiva de los alimentos disponibles.
“Si la comunidad internacional, no actúa ahora para ayudar y ayudarse a mitigar y adaptarse a las realidades y los riesgos de todos en este cambio climático-dice David Bull- vamos a obstaculizar gravemente los esfuerzos para alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio (ODM) para 2015. Muchos más niños están condenados a la última pena antes de nacer. Está claro que el fracaso de la obligación de hacer frente al cambio climático es también el fracaso de la protección de los niños.
El informe define las consecuencias del cambio climático para los menores, en el contexto de los ODM y los derechos del niño, destacando que el aumento de la pobreza infantil debido a las pérdidas económicas podría causar entre 40.000 y 160.000 muertes infantiles al año en Asia meridional y el África subsahariana debido a la reducción del Producto Interno Bruto (PIB) en esas naciones.
Asimismo, señala que el aumento de la temperatura en unos dos grados centígrados afectará a la producción mundial de alimentos, por lo cual 200 millones de personas se verán castigadas por el hambre a nivel mundial. La cifra ascenderá a 550 millones de personas si el calentamiento de la Tierra aumenta en tres grados centígrados.
Por otra parte se indica que menos niños asistirán a la escuela, especialmente las niñas, ya que el impacto negativo en los medios de vida puede hacer más probable que los padres tengan que sacar a sus hijos de la escuela -en la mayoría de las culturas esto significa casi con toda seguridad la eliminación de las niñas del sistema de comedores escolares- a fin de dedicarse de lleno a recoger agua y combustible para complementar los ingresos de la familia.
A medida que el cambio climático progresa, los países que tienen mayores dificultades para alimentar a su población .
El hambre y malnutrición corren paralelos al cambio climático. Esto resulta particularmente preocupante para los niños del África Subsahariana y del Sudeste Asiático, que ya tienen el mayor número de bebés nacidos con bajo peso y la mayor prevalencia de niños raquíticos.
La magnitud del problema es ya impactante: la malnutrición contribuye a que 3, 2 millones de niños mueran al año. Más de 178 millones de niños y niñas en todo el mundo sufren malnutrición, y un tercio de los niños menores de cinco años en países subdesarrollados están crónicamente desnutridos o raquíticos.
Trece millones de bebés nacen con malnutrición, y estos bebés tienen ocho veces más probabilidades de perder la vida que uno con un buen peso al nacer. El cambio climático afectará a la nutrición y a la seguridad alimentaria de diferentes maneras: a través de una mayor escasez de agua, desastres naturales más frecuentes, una reducción en la producción de alimentos y la salinización de tierras agrícolas. Se prevé que el impacto del cambio climático en la seguridad alimenticia y la nutrición sea más severo en países con un crecimiento económico prácticamente nulo y elevados niveles de malnutrición.
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